viernes, 22 de mayo de 2009

El poder para acallar

Justo cuando mucha de la porquería con la cual la derecha y la ultraderecha han logrado mantenerse en el poder -merced a los golpes mediáticos sucios y de toda índole propinados en las elecciones presidenciales del 2006 al izquierdista Andrés Manuel López Obrador- está siendo expuesta a la luz del día con la publicación del libro “Derecho de réplica” de Carlos Ahumada, en el que uno de los principales cómplices del golpe revela la manera en la cual metió su negra mano en los procesos electorales de México el nefasto ex-Presidente Carlos Salinas de Gortari, se dieron a conocer los resultados de una entrevista histórica hecha precisamente al hombre que como Presidente de México seleccionó -sin proceso democrático de por medio mediante las prácticas institucionalizadas del “dedazo” presidencial y el tapado- a Salinas de Gortari como su sucesor, el ex-Presidente Miguel de la Madrid Hurtado, quien decidió “romper el silencio” en una entrevista concedida el 15 de abril del 2009 a la destacada periodista Carmen Aristegui, parte de la cual fue transmitida el miércoles 13 de mayo del 2009 a las 8:00 horas en el programa matutino de la estación de radio MVS conducido por la misma periodista, declaraciones en las que el ex-Presidente De la Madrid calificó a su sucesor Salinas de Gortari:





como un corrupto del que aseguró sentirse decepcionado, acusándolo de haberse robado la mitad de la partida secreta que los Presidentes tenían asignada en aquél entonces, al que incluso calificó de inmoral ligando a su hermano Raúl directamente con el narcotráfico.

A continuación se reproduce parte del intercambio de palabras que tuvo lugar entre Miguel de la Madrid y su entrevistadora la extraordinaria periodista Carmen Aristegui:

- MMH: Me siento decepcionado, me equivoqué

- MMH: En aquel momento no tenía yo elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas. Me di cuenta después que es conveniente que los presidentes estén mejor informados de la moralidad de sus colaboradores.

- CA: ¿Desde cuándo Raúl Salinas tenía vínculos con el narcotráfico?

- MMH: Yo creo que, sobre todo, a partir del gobierno de su hermano.

De este modo el nombre de Carlos Salinas de Gortari salió a relucir no como el gran reformador como quería ser recordado sino como un pillo que además de ser acusado por su antecesor de haberse robado la mitad de la partida secreta, independientemente también fue acusado como el autor intelectual de los videoescándalos difundidos en marzo de 2004 en TELEVISA, y como cómplice de la corrupción de sus hermanos Raúl y Enrique, ambos señalados por sus presuntos vínculos con el narcotráfico. Las declaraciones, por venir de un ex-Presidente en contra de otro ex-Presidente, empezaron a cimbrar a toda la clase política mexicana hasta sus cimientos faltando menos de dos meses para la renovación del Congreso de la Unión. Pero apenas fueron radiadas al aire las declaraciones del ex-Presidente cuando ocurrió lo que debe ser una de los giros más espectaculares en la historia del México contemporáneo, con el mismo Miguel de la Madrid retractándose de lo dicho y atribuyendo dichas declaraciones a sus deterioradas capacidades mentales; o sea presentándose a sí mismo como un retrasado mental ante el pueblo de México.

El principal acusado y prontamente “exonerado” por su mismo acusador, Carlos Salinas de Gortari, se movilizó de inmediato para aprovecharse de la retractación pública de su predecesor y minimizar así los terribles señalamientos que proveían precisamente de quien lo puso en la silla presidencial en ausencia de un proceso democrático transparente, en los tiempos del partido oficial y del “dedazo presidencial”, como podemos verlo en el siguiente reportaje:

Salinas ataca a prensa después de que ex presidente le acusara de corrupción
Agencia EFE
14 de mayo del 2009

El ex presidente de México Carlos Salinas de Gortari criticó hoy a la periodista Carmen Aristegui, al opinar que se aprovechó de la “desfavorable situación de salud” del también ex gobernante Miguel de la Madrid en una entrevista en que lo acusó de corrupción y de la que luego se retractó.

En una carta que la propia periodista leyó hoy en la emisora MVS, Salinas (1988-1994) señala que la entrevista le produjo “dolor” porque confirma la delicada salud de su antecesor, de 74 años, e “indignación” por considerarla una “falta de respeto con él (De la Madrid) y con la audiencia”.

Salinas supo a través de la familia De la Madrid (1982-1988) del “deterioro de facultades” del ex jefe de Estado, quien al parecer padece una “mal degenerativo” que le podría estar causando una “senilidad prematura”, según lo publicado por la prensa este mes.

En la misiva agrega que los asuntos aireados en la entrevista con Aristegui, divulgadas este miércoles en su noticiero radiofónico, surgieron después de que De la Madrid dejara el cargo, “por lo que es evidente que el ex presidente carece de información directa sobre ellos”.

En la conversación, que duró casi una hora y media y se celebró el 15 de abril pasado en casa de De la Madrid, el ex mandatario dijo haberse equivocado al escoger a Salinas como su sucesor para que presidiera un mandato que consideró marcado por la “inmoralidad”.

Además, afirmó que Salinas robó la mitad de la partida secreta, un fondo oficial con que contaban entonces los presidentes de México y acusó a los hermanos de éste, Raúl y Enrique, de tener vínculos con el narcotráfico y de enriquecimiento ilícito durante los años en que Carlos gobernaba.

Carlos Salinas señala que la entrevista “solo abona al sensacionalismo, pero no a la necesaria claridad” en el contexto político actual del país.

México celebra elecciones legislativas el próximo 5 de julio y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenecen ambos ex mandatarios, llega con ventaja en las encuestas.

Respecto a las acusaciones contra sus hermanos, recuerda que “ya en los tribunales, tanto en México como en Suiza y Francia, después de casi quince años de investigaciones minuciosas en sus resoluciones definitivas, se comprobó que esas imputaciones fueron falsas y fabricadas”.

Aristegui escribe hoy en el diario Reforma que la entrevista se produjo “en el marco de un encuentro plenamente acordado” y recuerda que el 8 de mayo la propia oficina del ex jefe de Estado señaló que “se encuentra bien de salud”, después de que la prensa especulara sobre un posible ingreso al hospital por un enfisema pulmonar.

De la Madrid “estuvo amable y con una muy clara disposición a dialogar”, dice la periodista, quien considera es “insostenible” señalar que sus denuncias las hizo “sin tener conciencia de ello”.

“Los señalamientos sobre corrupción, abusos y nexos con el narcotráfico no salieron de un ser balbuceante, salieron de la voz de un ex presidente de México y deben ser investigados”, aseveró.

Después de la difusión de la entrevista, De la Madrid emitió una breve carta en la que señaló que sus declaraciones a Aristegui carecían de “validez y exactitud”.

“Actualmente me encuentro convaleciendo de un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos, tal como consta en las grabaciones difundidas por la señora Aristegui, en las que mi tono de voz se escucha débil y confuso”, dijo el ex mandatario.

En respuesta a la espectacular retractación hecha por el ex-Presidente Miguel de la Madrid Hurtado presentándoe a sí mismo ante la opinión pública como un perfecto imbécil que no sabe lo que dice:





Cartonista: Rocha

Fuente: LA JORNADA


la periodista que llevó a cabo la histórica entrevista al ex-Presidente de México, Carmen Aristegui, Premio Moors Cabot 2008 y una de las informadoras vetadas por el corporativo desinformador TELEVISA, señaló lo siguiente:

De la Madrid, “lúcido”; Salinas, “patético”: Aristegui
Agencia APRO
14 de mayo del 2009

La periodista Carmen Aristegui calificó de “ridícula y patética” la carta que le envió el expresidente Carlos Salinas para intentar desacreditar su entrevista con el también exmandatario Miguel de la Madrid.

Dice tener la certeza de que De la Madrid “fue presionado” para retractarse de sus señalamientos en contra de los hermanos Salinas de Gortari y denunció que la “elite política” de este país está operando para frenar y descalificar las imputaciones del exdirector del Fondo de Cultura Económica (FCE).

Entrevistada en el noticiero de Tele Fórmula que conduce José Cárdenas, Aristegui subrayó que esa “elite política” quiere “invalidar los dichos de un expresidente de la República y la fuerza que tienen sus declaraciones” para señalar actos de corruptelas e ilícitos cometidos por los Salinas de la mano del narcotráfico.

Aristegui dijo que De la Madrid “convino con nosotros la hora, el día, el lugar y las circunstancias de la entrevista, en la que expone acusaciones con articulación suficiente, necesaria, y muestra los reflejos intelectuales suficientes para identificar quién es quién, tiempos, circunstancias y conceptos”.

En la entrevista jamás “se escucha a un expresidente delirante, balbuceando o agonizando. Eso no es verdad”.

Por el contrario, detalló Aristegui, De la Madrid “sabe quién es, se muestra lúcido, coherente, he identifica nombres, apellidos, situaciones, sabe quién es Carlos, quién es Adriana, quién es Raúl, y dice lo que quiere decir”.

Por último, la periodista declaró a Cárdenas que “la carta recriminatoria” de Carlos Salinas --que “espero no sea intimidatoria”-- si bien cita información del diario La Crónica de Hoy para describir el estado de salud de De la Madrid, omite señalar el desmentido que la propia familia del exmandatario hizo de ese reporte médico.

La editorialista María Teresa Priego agrega las siguientes observaciones:

El hara kiri ¿impuesto? a De la Madrid
María Teresa Priego
EL UNIVERSAL
16 de mayo del 2009

¿Por qué Miguel de la Madrid eligió concederle una entrevista a Aristegui? ¿Por qué eligió ejercer su libertad y su derecho a responder a cada una de sus preguntas de la manera en la que lo hizo? ¿Habría acudido a la cita de no haberle parecido indispensable? ¿Con quién era la cita? Con la periodista, con los mexicanos, con una parte de la historia de México de la que se vive responsable. Probablemente era una cita consigo mismo. Con una verdad suya, silenciada y postergada. Quizá a estas alturas de su vida necesitaba expresar ese mensaje que fue tan claro: considera que se equivocó, y quizá también que hay graves heridas en el México de hoy, que son consecuencia de una cadena de errores graves de los que él formó parte.

Tal vez acudió a la cita porque sobreestimó no su derecho a la libertad de palabra, sino su fortaleza para defenderlo ahora. Creyó que podía plantarse ante los mexicanos como un ser humano, como un hombre que ha tenido y tiene que lidiar con su conciencia, y se le olvidó que para tantos, tal vez ya desde hace mucho, más que una persona es una marca registrada.

Toda diferencia guardada, en los últimos años de Jean-Paul Sartre, en el contexto de la disputa por los certificados de “exactitud” del pensamiento sartriano, entre “la familia” de Les Temps Modernes, encabezada por De Beauvoir, y la “nueva familia” del filósofo, su hija adoptiva Arlette Elkaim y su secretario y al final coautor Benny Lévy, Sartre, ya muy enfermo y con episodios de pérdida de lucidez, hizo tres afirmaciones personales lúcidas y rotundas: a Jean Daniel, director de Le Nouvel Observateur: “Yo, Sartre, le pido que publique ese texto, y que lo publique íntegramente. Sé que mis amigos se han puesto en contacto con usted (para que no lo publicaran), pero se equivocan; la trayectoria de mi pensamiento se les escapa a todos”. A De Beauvoir: “¿Sabe, Castor? Yo sigo vivo y pensando, tiene usted que permitirme que lo siga haciendo”. A Elkaim: “Me tratan como a un muerto que tiene el mal gusto de manifestarse”.

Sabiéndose enfermo, Francois Mitterrand eligió encarar sus pendientes morales. Uno tenía que ver con su lugar en la historia de Francia, otro con lo personal. El primero lo llevó a enfrentar la polémica alrededor de su supuesta cercanía en la juventud con militantes de la extrema derecha. El personal, con reconocer la existencia de su hija Mazarine, nombrándola públicamente como tal. Entiendo que sus decisiones lo implicaban sobre todo a él y a su entorno (causaron un rudo escándalo). Entiendo, en el caso de Sartre, que no es lo mismo el choque entre intelectuales que las macroluchas de poder. Al borde de una votación. No es igual la “familia” que la “famiglia”. El acto de fondo es el mismo. Un hombre ya mayor defiende su derecho a las palabras, su derecho a cambiar de opinión, a arrepentirse, a cuestionarse sus elecciones, a analizar quién ha sido. Lo que está defendiendo es su libertad de conciencia. Y puesto que es un hombre público, la defiende —como tiene que hacerlo— públicamente.

La entrevista. La carta: “Un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente los diálogos o cuestionamientos… Mis respuestas carecen de validez y exactitud”. Hara kiri. El ex presidente firma. Aceptando (¿por qué?) ser expulsado hacia esa tierra de nadie en la que lo dicho no fue dicho. A una zona fantasmagórica en la que su calidad de sujeto pensante y actuante queda reducida a niveles de “irrigación en el cerebro”, descalificando así la lucidez que mostró en la entrevista. No dudo que padezca los males que Salinas tan profusamente describe. Ni que padezca somnolencias. Sólo que nada en sus respuestas a Aristegui suena disparatado o incoherente. Qué tristeza grande. Qué doloroso que De la Madrid se haya retractado. Es en ese intento de borrar sus afirmaciones, de borrarse en tanto que sujeto con derecho a sus convicciones, donde se escucha a un hombre cansado, vulnerable, frágil. Que no pudo defenderse del acoso. ¿Alguien creerá que firmó esa carta espontáneamente?

Ante la carta de “invalidez”, a Salinas le bastó una hora para encarnarse en “agraviado magnánimo”, y escribir una joya de “empatía y compasión” para consumo de imaginarios lectores lobotomizados. Se la dirige a Aristegui y no a De la Madrid. ¿Por qué? Supongo que dirigírsela a él implicaría reconocerlo como un interlocutor legítimo y válido. Deja claro que semejante trato no es posible: dada “su desfavorable situación de salud y la limitación de sus capacidades”. Este es el centro de la insoportable humillación que le inflige a su predecesor. Por si no bastara, nos ofrece un parte médico: “La oxigenación insuficiente ha provocado la pérdida de un tercio de su función cerebral”.

En tan “dramáticas” circunstancias y ante ese “desahucio intelectual”, Salinas culpa a Carmen de abusar de las “condiciones clínicas del declarante”. No es el “agraviado”, sino el defensor de un pobre hombre reducido a su mínima expresión y “manipulado”. “Mostrar así a quien tuvo bajo su responsabilidad la conducción de la República en tiempos difíciles”, escribe (ante las cámaras habría enjugado una lágrima). ¿Mostrarlo así como perdón? Quien lo está mostrando “así” es él. Se la pusieron en bandeja de plata. Es cierto.

¿Un tercio del cerebro del entrevistado está dañado? pues al parecer los otros dos le funcionan muy bien. ¿Quiénes corrieron a “salvar” a De la Madrid de su honestidad y de él mismo? ¿Pensaron un segundo en él, en sus razones para hablar, aunque sea a destiempo? Ofreció una disculpa a los mexicanos. Podríamos decir ¿y ya como para qué? Porque esa fue quizá la necesidad de un hombre que quiso vivirse honesto ante la amenaza de la muerte.




Cartonista: Pacote

Fuente de información: EL INFORMADOR, 16 de mayo del 2009





Cartonista: Hernández

Fuente de información: LA JORNADA


Podría retractarse en 10 cartas más, lo que ya no cambia la contundencia de sus palabras. Ni mucho menos la realidad.

El valor del acto simbólico de Miguel de la Madrid está en las respuestas a la entrevista. Lo que vino después son intentos desesperados —¿de la famiglia “traicionada”?— por salvar lo insalvable. A costa de la dignidad de un hombre. Y ese es un acto que no se vale. En términos morales, por impositivo y por artero. En términos mediáticos y electorales, por inútil, por patético y por sórdido. Sartre murmuró: “¿Sabe, Castor? Yo sigo vivo y pensando, tiene usted que permitirme que lo siga haciendo”…

Hay mucho más que se puede decir acerca de la retractación pública hecha por un “penitente” Miguel de la Madrid Hurtado, como lo siguiente:

Las amenazas contra De la Madrid
Raúl Monge
Agencia APRO
15 de mayo del 2009

En el súbito “arrepentimiento” del expresidente Miguel de la Madrid en relación con las declaraciones que hizo a la periodista Carmen Aristegui,en las que acusa a Carlos Salinas de Gortari y a sus hermanos Raúl y Enrique de haberse enriquecido al amparo del poder, participaron Francisco Rojas, Emilio Gamboa y los hijos del exmandatario Enrique y Federico de la Madrid, en una operación orquestada desde Londres, Inglaterra, por el propio Salinas.

Al menos esa es la versión que difunde hoy en sus páginas el semanario electrónico Reporte Indigo que dirige Ramón Alberto Garza. Según dicha versión, Rojas y Gamboa, hombre de todas la confianza de Salinas, habrían hecho llegar a De la Madrid y a sus hijos los mensajes necesarios para retractarse de las afirmaciones hechas a Aristegui, en una entrevista realizada el pasado 15 de abril como parte de un libro, pero que, por la trascendencia de sus dichos, la periodista decidió difundir, el pasado miércoles 13, en su espacio de noticias de MVS parte del contenido de la conversación que sostuvo con el expresidente.

Con esa maniobra, dice Reporte Indigo, Salinas intentaría neutralizar las severas acusaciones de inmoralidad y corrupción que De la Madrid hizo sobre él y sus hermanos.

Agrega Ramón Alberto Garza en su texto: “La estrategia habría sido simple y directa: ‘Me pueden matar, pero se van conmigo’: O en otras palabras, ‘de aquel lado, del que hace las delaciones, también existen historias que contar… y si no hay desistimiento, van a salir’ ”.

De acuerdo con el periodista, la reunión celebrada en la casa de De la Madrid se prolongó por más de siete horas y en ella Rojas, exdirector de Pemex, en el gobierno salinista, habría operado como el diplomático disuasivo a favor de la causa de Carlos Salinas.

En el caso de Emilio Gamboa, dice, fue la conciencia de De la Madrid, igual que Ramón Aguirre. El primero fue secretario particular del exmandatario y, el segundo, jefe del Departamento del Distrito Federal.

Sigue Garza: “Comenzaron poco después de las nueve de la mañana del miércoles 13. Habían pasado apenas unos minutos después de que Aristegui sacudiera a la opinión pública con la difusión de la entrevista en Noticias MVS. Y el acuerdo terminó de concretarse cerca de las tres de la tarde pactando la redacción de un comunicado.

“La arrepentida secreta se consumaba, y la sentencia, que como epitafio cerraba el comunicado lo decía todo: ‘Después de haber escuchado la entrevista con la señora Aristegui, mis respuestas carecen de validez y exactitud’. Firma: Miguel de la Madrid.

Inmediatamente después de la difusión de ese desmentido, recuerda, a las redacciones de todos los diarios llegó una carta del Salinas dirigida a Aristegui, en la que le reprocha “la falta de respeto” y el “abuso de confianza” por exhibir “testimonios de personas que padecen limitaciones”.

Horas después, Raúl Salinas hizo llegar a Aristegui otra carta, en la que se limita a narrar el desenlace de los distintos procesos penales que lo mantuvieron en prisión casi 11 años.

En su edición de este viernes, el diario Reforma pública otra versión sobre la claudicación de De la Madrid.

Según la nota firmada por la reportera Claudia Guerrero, la operación cicatriz comenzó en la sala de juntas del PRI en el senado, cuando Emilio Gamboa recibió, a eso de las 10:30 horas, del pasado miércoles 13, una llamada telefónica que lo descompuso.

--“Si señor Presidente”--, respondió Gamboa.

El interlocutor no era Felipe Calderón, era nada menos el expresidente Carlos Salinas.

Gamboa se levantó de la mesa donde los priistas analizaban el escándalo generado por las revelaciones del expresidente De la Madrid.

Según la nota, Gamboa aparentemente no había escuchado la entrevista que su exjefe le había dado a Carmen Aristegui, por lo que Manlio Fabio Beltrones tuvo que ponerlo al tanto.

Minutos después, Gamboa abandonó el salón y se dirigió a la casa de De la Madrid, en Coyoacán.

En el Senado, mientras tanto, los priistas pactaron mantener la boca cerrada y anular lo dicho por De la Madrid exhibiendo ante la opinión pública su “precario estado de salud”.

Una tercera versión sobre el repentino desistimiento de De la Madrid aparece hoy en el diario La Jornada.

Firmada por los reporteros Roberto Garduño, Enrique Méndez y Víctor Ballinas, la nota detalla cómo Gambia fue clave en la trama para que De la Madrid se desdijera.

Con base en versiones obtenidas de distintas fuentes, los reporteros reconstruyen parte de la plenaria que sostuvieron los priistas en el salón de juntas del PRI del Senado y dan cuenta de las varias llamadas telefónicas que atendió Gamboa en un lapso relativamente corto.

La última de ellas, dicen, fue para avisarle a su vocero, Héctor Lie, para que lo acompañara a la casa del titular del Ejecutivo de 1982 a 1988.

“Llegaron al mediodía a la casa El león rojo. De la Madrid no estaba porque asistido al médico. Gamboa y Lié lo esperaron. Una vez que llegó el expresidente, él y Gamboa se encerraron en el despacho por hora y media”.

Cinco horas después, Federico de la Madrid envió a los medios informativos el comunicado y las órdenes de inserción que se publicaron en los principales diarios, donde su padre se desdice de las acusaciones que lanzó contra Salinas y sus hermanos.

Independientemente de que existen pocas dudas de que Carlos Salinas de Gortari, habiendo sido un asesino desde su infancia que no parece haber recibido jamás el tratamiento psiquiátrico al que tenía derecho, realmente sea capaz de cumplir con amenazas de muerte salidas de su propia boca, es muy posible que para amenazar y acallar a Miguel de la Madrid haya echado mano de una serie de documentos con los cuales hoy mismo se le podría colgar a Miguel de la Madrid de una horca en caso de develarse públicamente, una serie de documentos que tienen que ver con la acusación de que en plena época de crisis económica a causa de la catástrofe económica que significó para México el negro sexenio del histriónico payaso José López Portillo, Miguel de la Madrid fue señalado por el prestigiosísimo periódico The Washington Post a través de uno de sus más destacados reporteros y editorialistas como culpable del robo de millones de dólares de las arcas públicas de México, con un artículo publicado el 15 de mayo de 1984 que citando a fuentes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos aseguró que el jefe del Estado mexicano contaba con una cuenta secreta en Suiza en la que, supuestamente, habría transferido entre 13 y 14 millones de dólares desde su acceso a la presidencia en 1982. El columnista Jack Anderson, autor del artículo, basándose en fuentes “con acceso a la Agencia Central de Inteligencia (CIA)”, afirmó que De la Madrid podía haber reunido unos 162 millones de dólares desde que recibió la Presidencia de México de manos de su antecesor el corrupto y frívolo José López Portillo, una fortuna que Anderson calificó como “discreta” en comparación con la obtenida por su predecesor en el cargo, estimada entre 1.000 y 3.000 millones de dólares. En esa ocasión, los ejemplares del Washington Post no circularon en la Ciudad de México; todos fueron recogidos inclusive en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Ese 15 de mayo, el Washington Post no circuló en México. Y ese 15 de mayo de 1984 TELEVISA, fiel a su costumbre y a su larga trayectoria como el monopolio desinformador más grande de México, tradición que sigue honrando el día de hoy, no mencionó para nada lo que había aparecido publicado en uno de los más importantes periódicos estadounidenses, pese a que la nota era del mayor interés posible para todo el pueblo de México. En aquella época, no era Joaquín López-Dóriga el que estaba a cargo de los noticieros desinformadores de TELEVISA, era otro, igual de desinformador y encubridor si no peor. Sin embargo, esporádicamente aparecieron en la televisión en blanco y negro de aquél entonces unas cuantas defensas enérgicas hechas por algunos de los paleros que en aquellos días ocupaban cargos públicos importantes dentro del gobierno, defendiendo al Presidente de “los ataques y calumnias llegados del exterior”, pero como TELEVISA le ocultó al pueblo de México lo que había aparecido publicado en uno de los más importantes periódicos de los Estados Unidos y como todos los ejemplares del Washington Post correspondientes al 15 de mayo de 1984 fueron rápidamente recogidos (y, presumiblemente, destruídos) el pueblo de México jamás se enteró (como hoy de muchas otras cosas) qué era exactamente de lo que se estaba defendiendo al Presidente Miguel de la Madrid y por qué había provodado reacciones tan iracundas en los círculos oficialistas de aquél entonces.

El artículo motivó una muy indignada carta de protesta de Manuel Alonso Muñoz, el Secretario de Prensa de Miguel de la Madrid (tal vez una mejor palabra sería la de alcahuete oficialista, porque se trata de un hombre que en la década de los noventa fuera ni más ni menos que el Presidente de la División de Noticias del desinformador monopolio televisivo TELEVISA) dirigida a Katherine Graham como presidenta del Washigton Post el mismo 15 de mayo de 1984, así como una nota diplomática de protesta de la Embajada de México al Departamento de Estado, la cual fue respondida el 17 de mayo de 1984, como si el gobierno unipartidista de México de aquél entonces no quisiera darse cuenta de que en los Estados Unidos (a diferencia de lo que ocurre en México) la prensa es independiente y libre de publicar lo que quiera ya que allá desde la fundación de los Estados Unidos existe un derecho a la libertad de prensa garantizado por la Constitución de dicho país, no estando el gobierno norteamericano en condiciones de dictar “línea” o poner censores oficiales del gobierno para editar los contenidos de lo que aparace publicado allá en los medios de comunicación (a diferencia de lo que ocurre en México). ¡Tómese en cuenta que las acusaciones formuladas por el Washington Post estuvieron encausadas en contra del mismo Presidente que en su gira como candidato oficialista del PRI hizo suyo como lema de campaña la frase Renovación Moral!

En respuesta a las rabietas hechas por Miguel de la Madrid Hurtado a través de sus paleros, el Washington Post ni disciplinó ni corrió a su columnista Jack Anderson, esperando en cambio que Miguel de la Madrid, como persona ofendida por material supuestamente falso publicado en contra suya interpusiese en los Estados Unidos una demanda multimillonaria en contra del Washington Post por los delitos de difamación y calumnias (en los Estados Unidos se le llama libel and slander), la cual de haberla ganado no sólo le habría restaurado a Miguel de la Madrid su buen nombre sino que inclusive lo habría vuelto multimillonario (de manera honesta, sin necesidad alguna de tener que saquear las arcas de la Tesorería de la Nación) con las indemnizaciones a las que se hacía merecedor de haber sido realmente falsas las acusaciones en su contra. Pero los señores del Washington Post se hicieron viejos esperando una demanda que nunca se materializó. Miguel de la Madrid jamás interpuso una demanda a título personal en contra del periódico Washington Post, ni cuando fue Presidente ni después de que había dejado de serlo, por los delitos de difamación y calumnias. Miguel de la Madrid posiblemente caló la posibilidad de que en un juicio civil de esta índole, en un país en el que el mismo Washington Post detonó la caída del Presidente Richard Nixon al poner al descubierto sus marrullerías, era factible e inclusive inevitable que los expedientes confidenciales de la CIA a los que Jack Anderson estaba haciendo mención salieran a la luz pública bajo orden judicial, en virtud de que en Estados Unidos y a diferencia de lo que ocurre en México, nadie está por encima de la ley, ni siquiera el Presidente. Y si esos documentos realmente existían, si Miguel de la Madrid realmente se enriqueció ilícitamente a expensas de su cargo público, la derrota ante las cortes norteamericanas habría sido el peor foro mundial para exhibir sus vergüenzas. Y aunque Miguel de la Madrid de cuando en cuando intentó desligarse del asunto negando cualquier culpabilidad en los delitos de los que se le acusaba (como en la carta que envió a LA JORNADA el 23 de julio de 1996), jamás intentó llevar a cabo una defensa pública de su buen nombre antes los tribunales norteamericanos con el fin de limpiar su imagen.

La traducción al Español del artículo original publicado por el periódico Washington Post al que hemos estado haciendo alusión puede ser consultada íntegra en otro trabajo de Spectator, La Sombra de TELEVISA, siendo la nota publicada por el periódico norteamericano una noticia de la cual quienes dependen única y exclusivamente de los noticieros nocturnos de TELEVISA para obtener su fuente de información jamás se dieron por enterados, al igual que como ocurre ahora con las acusaciones formuladas por Miguel de la Madrid en contra de su corrupto sucesor Carlos Salinas de Gortari y su sorpresiva retractación detrás de la cual TELEVISA no ha dado muchos detalles.

Tan sólo con las evidencias que pudiesen recabarse en contra de Miguel de la Madrid Hurtado por sus presuntos actos de enriquecimiento ilícito cuando fue Presidente de México su sucesor Carlos Salinas tendría hoy material más que suficiente para destruírlo (eso además de mandarlo matar después de haberlo destruído). Y siendo Presidente de México Salinas de Gortari tuvo en sus manos precisamente todo el poder que necesitaba tener para poder recabar ese tipo de materiales a través de conductos oficiales como la PGR y la Interpol argumentando un posible “crimen de Estado”, no para utilizarlo en aquél entonces sino posteriormente por si se llegaba a ofrecer. Y precisamente es en estos días cuando se ha ofrecido echar manos de esos materiales, suficientes para “convencer” a Miguel de la Madrid sobre las enormes ventajas de proclamarse como un demente senil retractándose de lo dicho, mutilándose a sí mismo de uno de los derechos más fundamentales que pueda consagrar la Constitución de todo país que se precie de serlo, el derecho a la libertad de expresión:





Con todo, el darle la espalda a su sucesor acusándolo de corrupto justo en los días en los que se estaba lanzando en grande el libro Derecho de réplica de Carlos Ahumada no es la primera ocasión en la que Miguel de la Madrid abre su boca de más, ni es la acusación formulada en contra suya por el periódico The Washington Post la única que debe pesarle sobre su conciencia. Hay mucho más material que Miguel de la Madrid tiene acumulado en contra suya que ha sido utilizado por sus críticos en el pasado. Pero el asunto de las cuentas bancarias de Miguel de la Madrid en Suiza, a la luz de la expropiación que hizo el gobierno suizo de los más de cien millones de dólares que el hermano de Carlos Salinas de Gortari depositó en Suiza utilizando una identidad falsa, puede ser no sólo en la puntilla para restarle toda credibilidad a Miguel de la Madrid (la que aún le queda) sino para ponerlo en camino hacia la picota del escarnio público mundial, bajo el clásico reproche de “¿Con qué cara acusas hoy a otros de lo mismo que tú hiciste en el pasado?” Sobre todo cuando Miguel de la Madrid Hurtado con todo el poderío que tuvo como Presidente de México no pudo demostrar a plenitud la supuesta falsedad de las acusaciones que le fueron formuladas en el Washington Post y ni siquiera pudo extraer una disculpa pública de dicho medio de comunicación, ya no se diga una indemnización multimillonaria por concepto de daños y perjuicios a su “buen nombre”. Quizá lo más irónico de todo es que quien está en una posición más que privilegiada para extorsionar, chantajear y amenazar al ex-Presidente antecesor suyo que lo acusó brevemente de corrupto en la hoy histórica entrevista conducida por Carmen Aristegui es indudablemente otro ex-Presidente que con todo y que el gobierno suizo les confiscó a él y a su hermano más de cien millones de dólares el dinero parece seguirle abundando a manos llenas. Como lo dijera el columnista Raymundo Riva Palacio el 16 de mayo del 2009:

“Hasta ahora, Salinas no ha explicado de manera contundente y sin soliloquios autocomplacientes, lo que realmente pasó en su sexenio con Raúl, con la partida secreta, con Colosio, con Ruiz Massieu, con el EZLN, con lo que llamó “la nomenklatura priísta”. Tampoco nos ha dicho en los dos enormes volúmenes de memoria política de su sexenio, cosas que necesitamos saber para empezar a medirlo con otra vara. Sí, queremos saber de dónde sale el dinero para mantener casas en México, Londres y La Habana, y cómo financía su eterno trotar por el mundo. En su caso, no es un asunto privado; es público.”

En medio de tanta información (y desinformación), es fácil pasar por alto una cosa muy importante: Carlos Salinas de Gortari, en la orquestación de su maquiavélico plan para impedirle al candidato de la izquierda Andrés Manuel López Obrador la posibilidad de poder llegar a la Presidencia de México, jamás compartió información alguna de dicho plan con miembro alguno de la cúpula del Partido Revolucionario Institucional, todas sus alianzas y sus encuentros secretos fueron establecidos con gente del Partido Acción Nacional con la intención premeditada y deliberada de que fuese la derecha ultraconservadora de México la que sacase beneficio político del asunto. Esto es algo sobre lo que Salinas de Gortari omite hablar y no dá explicación ni justificación alguna en ninguna de las cientos y cientos de páginas de sus voluminosos libros México: Un paso difícil a la modernidad (más de 1300 páginas) y La Década Perdida, 1995-2006: Neoliberalismo y Populismo en México. Esto es algo que TELEVISA ha hecho todo lo posible al alcance de su mano para que pase desapercibido, la traición de Carlos Salinas de Gortari al PRI y sus estrechos vínculos y alianzas con la derecha de México.

Al hacer a un lado al PRI asociándose con las fuerzas más conservadoras y reaccionarias de México, sin tener al menos la decencia de cambiar de partido, Salinas de Gortari se convirtió por sus actos en uno de los mayores traidores que hayan pasado por las filas de dicho partido. Agravando la naturaleza de su traición está la certeza que podemos tener de que, ya como Presidente de México tras el colosal fraude electoral con el que se le impuso como Presidente en 1988, debió de haber tenido conocimiento sobre la creciente penetración de gente con mentalidad de ultraderecha en todos los ámbitos de la vida nacional, debió de haber tenido conocimiento sobre lo que se está urdiendo desde los estratos superiores de la Organización Nacional del Yunque y sobre lo que se está urdiendo desde la cúpula de la Universidad Autónoma de Guadalajara en relación directa al establecimiento de un gobierno paralelo secreto en México. No hay absolutamente nada que el periodista Alvaro Delgado en su trascendental libro El Yunque: La ultraderecha en el poder no hubiera sabido que el hombre mejor informado de México, el Presidente Carlos Salinas de Gortari con todos los recursos del CISEN, la Secretaría de Gobernación, la Procuraduría General de la República e inclusive los servicios de inteligencia militar del Ejército a su alcance, no tuviera conocimiento de antemano. Y aún así, Salinas de Gortari hizo lo posible para que esta gente nociva pudiese sacar el máximo provecho político de los videoescándalos en una elección que en el 2006 se decidió por una diferencia insignificante de votos, clavándole un puñal en la espalda a todos los priistas que alguna vez lo apoyaron e inclusive alguna vez llegaron a creer en él. Siendo igual que los siniestros cerebros de la ultraderecha en su forma silenciosa de actuar, en su moral de doble cara, y en su disposición de usar todos los recursos posibles a su alcance para lograr lo que quiere, resulta difícil ver cómo Salinas de Gortari no sea ya uno de ellos, quizá uno de sus operadores más importantes. A él le deben estar hoy en Los Pinos controlando los destinos del país y el poder federal, más que a nadie. Y como lo ha demostrado con creces la derecha mexicana, ésta no tiene remordimientos ni problema de conciencia alguno en forjar alianzas y complicidades con gente como Carlos Salinas de Gortari, porque para esta gente el fin justifica los medios, por amorales que sean.

¿Qué era lo que le daba derecho a Carlos Salinas de Gortari a seguir metiendo sus manos hasta el fondo en la política mexicana como lo hizo en los procesos electorales que culminaron con el desastre del 2006 que le dió a México un Presidente de legitimidad cuestionable? ¿Qué era lo que le daba derecho a seguir influyendo de modo decisivo en las vidas de los mexicanos y en los destino de la Nación? Nada, absolutamente nada le daba ese derecho. Carlos Salinas de Gortari ya había cumplido su ciclo, bastante funesto por cierto, como Presidente de México entre 1988 y 1994. Ya había hecho demasiado. Debió de haber aceptado su retiro a la vida privada -que al fin y al cabo la Nación le ha garantizado una inmerecida y generosa pensión vitalicia a la que no ha renunciado pese a las enormes fortunas que han amasado él y su hermano- y debió de haber dejado a los mexicanos decidir su propio destino sin injerencia alguna de su parte. Del mismo modo que nada les dá derecho alguno a los señores de la extrema derecha incrustados dentro del PAN a querer decidir el futuro de la Nación pasando por encima de la voluntad mayoritaria de los mexicanos, del mismo modo que nada les dá derecho a los señores de la Organización Nacional del Yunque a contaminar con su ideología ultraderechista las mentes de los jóvenes mexicanos y a tratar de imponer su agenda ideológica sobre todos los demás inclusive quienes no comulgan con ellos e inclusive los detestan, del mismo modo que nada les dá derecho a los dueños de la Universidad Autónoma de Guadalajara a mantener en operaciones una terrible sociedad secreta desde la cual persisten en seguir afectando no sólo las vidas de los estudiantes que incurrieron en el yerro de caer ahí sino en tratar de manipular y controlar las vidas de todos los que se dejen manipular y controlar por ellos a lo largo y ancho de la República Mexicana. Es por ello que cada mexicano debe estar alerta y al tanto sobre las intenciones, los propósitos y la ideología de esta gente enferma de poder, porque de lo contrario se saldrán con la suya, al igual que como se salieron con la suya Adolfo Hitler, Francisco Franco, y Carlos Salinas de Gortari.